Sudor, caricias, cuerpos demasiado juntos, realmente no se si lo que siento en mi parte posterior es una pierna, un portafolios, una bolsa o algún cuerpo no tan extraño y bien conocido....
Siento como mi sudor escurre desde mi frente por mi cabello, baja por el cuello, se junta con el de mi pecho y siguen bajando las gotas hasta perderse en mi ombligo. Es incomodo esperar entre empujones y miradas ansiosas que cierren las puertas.
Siento como me respiran en el cuello, a pesar de cualquier sentimiento de acoso es refrescante, la oscuridad del túnel, la gente tambaleándose en el vagón, y yo, sin poder sujetarme de ningún lado por mi calidad de "pocketgirl".Se detiene, todos se empujan, salgo un instante con todo el alboroto y la misma gente me hace entrar de nuevo.
Ya no siento aquello que estaba oprimiéndose con mi cuerpo, ya no hay nada y hay mas gente, se cierran las puertas y al ver hacia el pasillo solo veo a un hombre, fuera de los estatutos del clásico manoseador del metro, de traje, entre 22 y 25, de ojos alegres y sonrisa muy blanca, tiene la mirada fija en mi, puedo leer en ella que era el quien me hizo dejar de odiar el transborde de Hidalgo hacia la línea 3......
Solo puedo sonreírle, no se me ocurre otra cosa. En ese instante avanza el metro y aquella imagen tan deleitable se convierte en la experiencia más estresante.
Empiezo a percibir los humores que se evaporan de la gente, ¡puedo ver que el señor de la puerta tiene días sin bañarse y que la chica de enfrente esta en los días inhábiles del mes!
Después de perderme en el éxtasis de una estación, mi mundo vuelve a ser tan apestoso como de costumbre.
Volteo a ver a Re y lo único que puedo pensar es en decirle malas palabras por no haber accedido a irnos por Guerrero y de ahí a La Raza......
¿Lo único bueno?: haberme perdido y olvidado lo horrible que es viajar en metro a las 3 de la tarde gracias a un inconcebible acto de un ¡hombre trajeado!
Colección Otoño – Invierno Gallina Fashion
Hace 3 años
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