¿Dónde quedaron esas bellas fiestas en donde las quinceañeras eran las princesas de la noche?
¿Dónde dejaron esa ilusión de compartir su felicidad y la cambiaron por competir con sus amigas por tener la fiesta más lujosa?
¿En qué momento los primos y hermanos fueron reemplazados por chambelanes de renta o los amigos más guapos, aun que sean una piedra para bailar?
¿En qué punto de la historia la festejada se convirtió en el trapeador de la pista por que termina haciendo angelitos entre el confeti y las colillas de cigarro ahogada en alcohol?
¿En qué momento los amigos de la quinceañera dejaron de disfrutar la fiesta y divertirse para pasarse fotos y videos por celular?
¿En que momento la quinceañera se volvió la mas odiosa de la fiesta?
¿En que momento quedó atrás la belleza del vals familiar y lo reemplazaron por la mesa que más aplauda?
¿Cómo es posible que al otro día de la fiesta aun siendo casi una niña en vías de ser mujer sale más sexy que las conejitas de playboy?
O peor aún, ¡el propio papá es quien le prepara los chilaquiles pa’ la cruda!
No se que pase en este ambiente de las familias modernas que dan lo que sea por las hijas y que sólo reciben humillaciones de parte de ellas…
Después de un fin de semana con dos fiestas de quince años, me siento de otra época, en donde aún después de la fiesta la opinión de la familia es lo primero que pides y son tus primeros invitados para compartir tu fiesta y los bailes que preparas con tanto esmero y tanto cariño…
No lo entiendo, creo que el mundo moderno es más raro de lo que pensé.
Ahora si entiendo el significado de la frase: “Es que en mi época las cosas eran diferentes”…
¡Abuela… que sabia eres!
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