jueves, noviembre 06, 2008

19.- ¡Eramos felices!

El olor a hierba penetra mi nariz… hace mucho no sentía este aroma, es delicioso.
Jamás había tenido una cama tan confortable como esta, tan verde, tan fresca, tan llena de aromas, tan natural.

Acostada ahí, de cara al sol, empecé a viajar como lo hacen las nubes, nada podía detenerme. Era feliz. Mi corazón estaba lleno de luz, mi rostro brillaba, tenía una sonrisa pura, la más pura que nunca he brindado a nadie…

El sol besaba mis mejillas y el viento me abrazaba… las aves cantaban para mi… Era feliz.

Tenía cerrados los ojos, sólo disfrutaba las sensaciones que la naturaleza me brindaba.

Escuché tu voz, descendí lentamente y fui a tu encuentro. Era feliz, y más ahora que estabas ya aquí. Corrí hacia ti, eres alguien nuevo, no eres el que recuerdo, pero eres tú. Eso lo sé.

Grité tu nombre lo más fuerte que pude… y tú sólo sonreíste… me llenaste de paz… supe que todo estará bien… por fin llegué a tus brazos, te abracé muy fuerte y no pude dejar de llorar de alegría…

¡Te extraño mucho!... ¿Cómo estás en tu nueva vida?
- Muy bien hija… trabajando mucho pero muy feliz…
- ¡Que bueno!... ¡te extraño mucho!... no me acostumbro a estar sin ti…
- No te preocupes, cuando tengas que venir, yo estaré aquí para recibirte…
- ¿De verdad?- Si, además siempre estoy cuidándote desde aquí….

Nos sentamos entre ramitas de pasto que hacían cosquillas, no podía dejar de sonreírte y mirarte… Éramos felices…

- Ya son dos años desde que te fuiste… se me ha hecho mucho tiempo. ¿Allá es la misma manera de medir el tiempo?
- No, allá no hay tiempo, solo trabajar y trabajar…
- ¡No quiero dejarte ir!…
- Tengo que… yo tampoco quiero irme pero así debe ser.

Una luz iluminó el campo y supe que ese era el momento de despedirnos…

Te abracé nuevamente y besé tus mejillas, mire tu rostro detenidamente, no quiero olvidarte nunca. Quiero recordarte así, feliz y más lleno de vida que cuando estabas aquí…

- Abuelo… ¿me quieres tanto como antes?
-- Hay prieta… ¡Claro que si!, no imaginas cuánto…

Mis ojos se desbordaron de felicidad y añoranza. Secaste con tus manos mis lágrimas mientras me sonreías. Pellizcaste mis mejillas, me besaste la frente…

-¡Ah que muchacha esta tan chillona!... ve nada más ya traes todos los ojos hinchados y la nariz llena de mocos…
-(risas culpables) ¡Abuelo!... ¿ves lo que ocasionas?

Sacaste un pañuelo de la bolsa de tu camisa y me lo diste… esperaste a que terminara mi ritual de higiene…

-Ahora si ven, dame muchos besos, ya me están llamando…
-Si abuelo…

Te di muchos besos, fuertes, tan fuertes como cuando tenía 5 años y me sentabas en tus piernas en el jardín…Era feliz.

- Ándale pues hija, ya me voy… te quiero mucho… espero poder escaparme pronto… cuídate mucho… y ya no seas necia, ya ves que luego tu mamá y tu abuela te echan de tigres y no me gusta, ya pórtate bien… ¿Juega?
- ¡Juega abuelo!... yo también te quiero mucho…

Te fuiste caminando hacia la luz… y mi corazón se fue tranquilizando…Supe que estabas bien, que eras feliz… que aún me cuidabas desde donde estabas…

La luz cesó y yo seguía pensando en ti, en lo maravilloso que fue volverte a ver… me recosté de nuevo en la hierba, todo seguía siendo hermoso…

Poco a poco me fui quedando dormida… mi s miedos terminaron… no volveré a temerle a la muerte… ahora sé que ahí estarás para darme la bienvenida a tu mundo cuando sea mi hora...

-¡Hasta pronto abuelo!... ¡Espérame!

No hay comentarios: